Nacho Vegas

"Tracé un ambicioso plan, consistía en sobrevivir". NACHO VEGAS.

lunes, 20 de abril de 2015

EN UN MUNDO HOSTIL.


Te preguntas cuál es la vía que te lleva hacia la libertad: cualquier vena de tu cuerpo. 
De ira, Seneca.







Dido.
La Eneida, Virgilio.
La muerte es ahora una bienvenida visita. Dido y Eneas, Henry Purcell.





Yocasta.
Edipo Rey, Sófocles.





Judas Iscariote.
El nuevo testamento.





Melibea.
La Celestina, Fernando de Rojas.
No necesitas, padre honrado, instrumentos musicales para aplacar mi dolor, sino campanas para sepultar mi cuerpo.





Werther.
Las cuitas del joven Werther, Johann Wolfgang von Goethe.
"Todo está en silencio a mi alrededor, y mi alma está tranquila. He de agradecer a Dios que me otorgue este calor y esta fuerza en los últimos momentos"





Don Álvaro.
Don Álvaro o la fuerza del sino, Duque de Rivas.
¡Infierno, abre tu boca y trágame!





Don Ramón Villaamil.
Miau, Benito Pérez Galdós.
Retumbó el disparo en la soledad de aquel abandonado y tenebroso lugar; Villaamil, dando terrible salto, hincó la cabeza en la movediza tierra y rodó seco hasta el abismo, sin que el conocimiento le durase más que el tiempo necesario para poder decir: "Pues... sí...".




Tonet. 
Cañas y barros. Vicente Blasco Ibáñez.





Andrés Hurtado.
El árbol de la ciencia, Pío Baroja.
En casi todos los momentos de su vida, Andrés experimentaba la sensación de sentirse solo y abandonado.







Adela.
La casa de Bernarda a Alba, Federico García Lorca.
Tiene el cielo unas estrellas como puños.





Anna Karenina.
Anna Karenina, Leon Tolstoi.
¿Por qué no apagar la luz cuando no hay nada que ver?





Enma Bovary.
Madame Bovary, Gustave Flaubert.
Lloraba por la felicidad que no conocía. Franquear la puerta de semejantes goces sin poder abrirla, era peor que morir.





Luis Bernardo Valença.
El gobernador, Sousa Tavares.




Hanna Schmitz.
El lector, Bernhard Schlink.
Cuando nos abrimos,
tú en mí y yo en ti,
cuando nos sumergimos,
tú en mí y yo en ti,
cuando nos olvidamos, 
tú en mí y yo en ti.
Sólo entonces
yo soy yo
y tú eres tú.




Kizuki.
Tokio Blues, Murakami.

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